
En el momento de la fundación de Integral, el ingeniero Óscar Mejía, ya contaba con una experiencia previa en una firma de consultoría en Pensilvania, Estados Unidos.
Mientras trabajaba para Gannett Fleming Corddry & Carpenter, participó en el diseño preliminar de la presa de Quebradona, obra que posteriormente sería sometida a la interventoría ejercida por Integral.
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Su interés y aptitud por las matemáticas lo llevaron a realizar estudios en la escuela de Minas entre 1937 y 1942 en donde se graduó el 12 de diciembre de 1944 como ingeniero civil y de minas con notas sobresalientes. Su tesis de grado, la cual escribió en " Santa Ana", la casa de campo que sus padres tenían en la estrella, consistió en una comparación de costos entre los diferentes tipos de puentes de arco de concreto simple y puente de vigas y baldosas de concreto reforzado, concluyendo que son los puentes en arco los más económicos.
Visionario como su abuelo. Ignacio en asocio con los ingenieros José Tejada, Lucio Chiquito, Oscar Mejía, Josué Gutiérrez y Leonel Calle fundaron en 1955 la empresa Integral, primera empresa de ingeniería de consulta del país, hoy con presencia en varios países.
En el año 2001 fue condecorado como GRAN MAESTRO DE LA INGENIERIA ANTIOQUEÑA, exaltado como profesor de la Facultad de Minas por su contribución al desarrollo de la ingeniería en Antioquia y el país. Como Ingeniero calculista y de diseño fue miembro fundador de la firma Integral S.A.de la cual fue su presidente. Además fue miembro fundador de la Escuela de Ingeniería de Antioquia.
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Después de graduarse, José Tejada ingresó como empleado a la Empresa de Energía Eléctrica de Medellín, recomendado por el decano de la Escuela de Minas. Allí fue seleccionado por la gerencia para que se especializara en Estados Unidos, recibiendo formación técnica en la Westinghouse Electric Corporation, estudiando el ámbito mecánico e hidráulico de equipos para centrales eléctricas.
Integral surgió con José Tejada como su principal gestor, acompañado por otros ingenieros especializados debidamente evaluados por él y el cofundador Lucio Chiquito: Ignacio Arango, Óscar Mejía, Josué Gutiérrez y Leonel Calle.
El ingeniero Tejada ha sido considerado un visionario y gestor que, desde sus años en la facultad, pudo predecir las necesidades que, en términos de infraestructura, podría necesitar la ciudad y el país en el futuro. Para su tesis de grado “Estudio preliminar del sistema de colectores para Medellín” planteó la necesidad de tratar la contaminación del Río Medellín a través de un sistema de colectores sanitarios paralelos al río, estableciendo un precedente para el plan de alcantarillado de la ciudad y de las actuales plantas de tratamiento que hoy funcionan La Ayurá, Itagui y Bello.
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Tras su regreso a Colombia, fue contactado para trabajar con las recién creadas Empresas Públicas de Medellín (EPM), donde junto con su discípulo José Tejada Sáenz surgió la idea de crear una empresa dedicada exclusivamente a la ingeniería de consulta en el país.
Es así como la empresa Ingeniería Técnica General - INTEGRAL nació un 2 de agosto de 1955.
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Los inicios de la vida profesional de Leonel Calle también estuvieron estrechamente relacionados con la Empresa de Energía Eléctrica y sus proyectos, puesto que fue calculista para la construcción de la central Mocorongo o Riogrande I.
Ingresó a Integral definitivamente en 1956 junto con el ingeniero Óscar Mejía, momento en el cual, según sus fundadores, se iniciaron las labores de la empresa en forma definitiva.
Calle también resaltaba el potencial de las nuevas tecnologías para el avance del país, teniendo en cuenta la importancia de la tecnificación del personal y de la democratización del progreso a través de ello.
Leonel Calle incentivó la utilización de computadores electrónicos para apoyar su labor, muestra del carácter innovador que desde sus primeros trabajos ha impuesto Integral en cada obra.
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Josué complementó sus estudios en la Universidad de Carolina de Norte, en donde obtuvo el grado de Master of Science en la opción de mecánica de suelos y fundaciones.
Contaba el ingeniero que al iniciarse en el campo de la geotecnia, el nombre de esta disciplina no era tal: para ese entonces se denominaba únicamente “mecánica de suelos” ya que solo se reducía a la aplicación de leyes de la mecánica y a la hidráulica a los suelos.
A través de la experiencia y el conocimiento aplicados a lo largo de su trayectoria, Gutiérrez se convirtió en un mentor en la entonces novedosa especialidad de ingeniería de pavimentos, cualidad que lo llevó a liderar el primer simposio colombiano sobre esta especialidad que, para la época, era apenas una materia electiva o un pequeño capítulo de otras materias clásicas o, inclusive, una asignatura obviada en algunas universidades.
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